Se trata de la rama fundamental y más significativa del Derecho privado. Regula las relaciones jurídicas entre particulares en aspectos esenciales de la vida social y patrimonial. Dentro de esta rama, la Propiedad, el Contrato y el Testamento constituyen instituciones centrales: permiten organizar la titularidad de bienes, los intercambios económicos y la sucesión patrimonial.
El derecho civil adopta aquí una función eminentemente instrumental, puesta al servicio de la libertad y los intereses individuales. Sin embargo, en las últimas décadas, muchas de sus materias han sido absorbidas o compartidas por ramas más especializadas —como el Derecho del trabajo, lo que refleja un proceso de diferenciación normativa.
Al mismo tiempo, la crisis del modelo liberal clásico ha motivado una progresiva limitación de la autonomía de la voluntad, incrementándose el número de normas imperativas y de protección del interés público. Aun así, el derecho civil sigue siendo el núcleo estructural del derecho privado.